Soy una bruja. ¿Y qué?
Aprovechando esta época “tenebrosa”, donde mucha gente comienza a hablar de esta festividad “mundial” (Halloween), haré este post.
Bueno, a lo largo de mi vida me he dado cuenta que: “Las apariencias engañan”, y también que he sido “victima” de este dicho al igual que cualquier ser humano.
En mi caso mi apariencia demuestra mucho enojo, ira e incluso algo de maldad; pero esto no significa que lo sea, que sea una “bruja”; últimamente me he dado cuenta que varias personas de mi circulo social se dejan llevar por mi apariencia a tal punto que llegan a temerme y/o a tener desconfianza de mi; y siéndoles honesta, no los culpo y no me culpo, no es culpa de nadie.
Pero debo admitir que tengo una bruja interior (no se si les pasa), tengo un ser malvado que sale de mi cuando se me acaba la paciencia o cuando siento que algo esta incorrecto, en fin cuando se busca justicia, o simplemente cuando un hombre intenta hacerse el “sabido” (así decimos en mi país a alguien que se quiere pasar de la raya) conmigo.
Y pensándolo bien ser una bruja no está mal, de hecho pienso, que es mejor ser toda una bruja; dominante, espeluznante, tenebrosa y algo loca; antes de ser todo lo contrario, y es allí donde me digo: “Soy una bruja. ¿Y qué?”.
Bueno puede sonar algo feminista lo que escribo, pero a mi parecer es mejor ser una bruja que viaja en su propia escoba, antes que ser la princesa de cuento que espera que un príncipe la rescate en su hermoso caballo; llámenme feminista y aquí les volveré a decir: “¿Y qué?”.
Realmente me siento muy contenta y satisfecha que mucha gente me fiche de bruja, para mí no es un insulto, de hecho es el mejor de los halagos que me pudieron hacer; eso significa que debo estar haciendo algo diferente, que no soy parte de ese montón del que me alegro no ser parte.
Así que pueden decir o pensar lo que quieran por que: “Soy una bruja. ¿Y qué?”.